Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista

Un nacimiento del todo especial 

Temas: El tema central es la figura de Juan el Bautista. La tradición cristiana venera a Juan Bautista, como el precursor del Mesías y lo reconoce como el portavoz de los profetas que anuncian la venida del Mesías; pues, el NT considera que la espera del precursor se realizó en su “persona y misión”. En estas dos dimensiones, vida y misión, deben ir siempre unidas. Las lecturas bíblicas de esta solemnidad deben ser leídas en clave de iluminar esta figura. Su nacimiento y misión se anuncian de manera maravillosa.

Is 49, 1-6. Es el segundo de los cuatro cantos que dedica Isaías a subrayar la misteriosa figura del “siervo del Señor”; en este canto el Siervo habla en primera persona presentando las credenciales que lo acreditan en sí mismo y por tanto legitiman su misión. Insiste en aspectos como su predestinación, una misión que apunta a reunir a todas las naciones con una predicación nueva y contundente – “como espada afilada o flecha bruñida”, vida y misión totalmente dependientes de Yahvé, es él quien ofrece total protección y se siente orgulloso de su siervo. Si bien el Canto se ha aplicado a la figura mesiánica de Jesús, Siervo sufriente de Yahvé, hoy se aplica a Juan el Bautista en su dinámica, se trata de una vocación y total donación a la gloria de Dios quien llama desde el seno materno, y esto se realiza en Juan y así se convierte en el precursor de quien este Canto anuncia: El Mesías.

Sal (139) 138. Este salmo tiene dos partes (vv. 1-18 y 19-23). Hoy se proclaman algunas expresiones de la primera sección. Es un magnifico reconocimiento a la sabiduría de Dios, lo hace con un delicioso y sereno lirismo (expresión profunda e íntima de sus sentimientos y emociones), estos afloran cuando el salmista reconoce que Dios conoce todas las cosas y llega hasta lo más profundo y secreto del corazón humano. Dios conoce “mi vida” de manera personal y única desde el momento más inicial de ella, ante lo cual el salmista explota en su más profunda gratitud: “Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente”.  

Hch 13, 22-26. Estos versículos se encuadran en el discurso misionero que Pablo pronunció en Antioquía de Pisidia, momento crucial de su misión. A partir de aquí todo adquiere un nuevo sentido de misión: Saulo se convierte en Pablo (v.9), el binomio de misioneros Bernabé – Saulo ahora será Pablo – Bernabé (Cf. 11,25 y 13,13) y de aquí hasta el final de su existencia la misión que marcará la vida de Pablo será la evangelización de las naciones. En este contexto hay que entender los versículos proclamados. Pablo narra brevemente las etapas de la historia de Israel y al llegar a la etapa final de Jesús, descendiente del rey David, subraya fundamentalmente la misión de Juan el precursor, quien con su predicación y bautismo de penitencia preparó la venida de Jesús.

Lc 1, 57-66. 80. El texto centra la mirada en el nacimiento del niño, que es un don de Dios, nace de una madre estéril, por eso los vecinos al enterarse la felicitan porque el “Señor le ha hecho una gran misericordia”; la vida de este niño es toda una novedad, que se evidencia incluso en el nombre que se le da: Juan, novedad absoluta, pues su nombre es inédito – desconocido en la genealogía familiar, sin embargo padre y madre coinciden que ese debe ser su nombre. Juan, significa “Dios ha dispensado” es decir ha dado “gracia” por tanto ha derramado sobre él una acción benéfica que lo envuelve y lo trasforma de manera que se convierte en un niño “agraciado” es decir gracioso y por tanto atractivo, más allá de lo físico, a los ojos de los demás, “reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?»”; con este gesto comunitario las gentes se convierten en misioneros de este anuncio revelador del Señor, pues “La noticia corrió por toda la región de Judea” El evangelista y la comunidad concluye que toda esta gracia es posible “Porque la mano del Señor estaba con él”.

¿Qué dice el nacimiento de Juan a nuestra vida?

Celebrar ésta Solemnidad no es solo maravillarnos de la dignidad de Juan Bautista y por tanto reconocer su maravilloso nacimiento, gracias a la acción divina, sino que ésta celebración deja una enseñanza a nuestra vida, tiene un mensaje directo para cada creyente.

El nacimiento de cada ser humano es una caricia amorosísima de Dios, la vida de cada uno está bajo la protección directa del Dios todo sabio. Cada ser humano es un don maravilloso de Dios, fue llamado y entretejido por Dios desde el seno materno. La vida y misión de cada uno está profundamente marcada por Dios. La vida y misión personal tienen una profunda huella y marca divina. Todos y cada uno tenemos, en esta historia, un rol que cumplir, una misión que desarrollar.  Para entender estas dimensiones debemos entrar en relación profunda con Dios nuestro Padre, comprender a la luz de los sentimientos y emociones la acción poderosa y sabia de Dios que lo conoce todo; ante este descubrir estamos llamados a responder con emoción vibrante como el salmista “Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente”.   

La vida que hemos recibido como regalo nos posibilita conocer a Jesús el Siervo de Yahvé, el Salvador. Su amistad nos debe llenar de profundos sentimientos de gratitud y felicidad pues Dios ha cumplido en cada uno de nosotros sus promesas. El nacimiento de cada uno es un regalo valiosísimo de Dios, valoremos el donde la vida, y dejemos que Dios nos haga crecer cada día caminando, como Juan, de la “mano de Dios”.




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