I Domingo de Cuaresma – Ciclo B (Feb-18-2018)

En Camino hacia la pascua  

Temas: La porfía de Dios, empeñado en salvar la vida, la humanidad; el valor salvífico de la vida, muerte y resurrección de Jesús; la salvación nos llega hoy a través del bautismo.

Gn 9, 8-15.  Después del diluvio se establece un nuevo orden. La Alianza con Noé, cuya señal es el arco iris, un símbolo de la unión del cielo con la tierra, expresando un orden y armonía, esta concesión se extiende a toda la creación. Las próximas alianzas irán siendo más restrictivas: de los descendientes de Abraham se pasa exclusivamente a Israel. Cada alianza tiene su especificidad, la de Noé manifiesta la protección de la vida, Dios “no volveré a destruir los vivientes”.

Salmo 25 (24) Es una oración en el peligro que recuerda la alianza, y va descubriendo la bondad de Dios que como buen pedagogo muestra el camino que se ha de recorrer para disfrutar de sus bendiciones; es su misericordia la que rescata al pecador.

1 Pedro 3, 18-22 un texto denso no tanto por sus palabras sino por la cantidad de misterios que condensa en cada expresión. Presenta el valor salvífico de la muerte de Jesucristo; su alcance universal, su acción salvadora trasciende el tiempo y el espacio, la vida y la muerte. A unos los rescata con su “descenso a los infiernos”, es decir el lugar de los muertos; y a los otros los alcanza con su poder a través del misterio del Bautismo, que no es lavar una mancha sino una acción interior de la resurrección de Jesucristo.

Mc 1, 12-15  Domingo de textos cortos pero densos. En dos versículos (12-13), sin mayores detalles, Marcos nos refiere los 40 días en el desierto. Hago un llamado a los que hacen la homilía no conducir la reflexión a las “tentaciones en Mateo”; permanezcan en Marcos. Las enmarca en el tiempo bajo la acción del Espíritu y la ayuda de los ángeles, su mirada se centra en descubrir las ayudas divinas de este periodo, y el valor de “cuarenta días” como tiempo de preparación para un compromiso mayor. Noten que el mal y/o las “tentaciones” sólo aparecen en la discreta frase “dejándose tentar por Satanás”.  

En otros dos versículos (14-15) condensa el mensaje liberador presentado por Jesús en sus cuatro dimensiones: 1. Tiempo cumplido, 2. El Reino ha llegado, 3. Conversión, 4. La Buena Nueva.

La porfía salvadora de Dios

Dios ha hecho lo imposible por proteger, por salvar la vida. Las lecturas trazan una historia de salvación iniciada con la alianza que encuentra su cumplimiento pleno en la muerte y resurrección de Jesús, el Hijo de Dios. La porfía de Dios llegó al extremo de darnos a su único Hijo y rescatarnos del mal, del pecado, de la muerte. Y esto que he llamado porfía, que no es otra cosa que el amor misericordioso de Dios llega al hombre de hoy en la gracia del Bautismo, que tiene en sí el misterio de salvar.

La Cuaresma, desde este primer domingo se nos traza como un camino salvador para reflexionar sobre la obra realizada por Dios y especialmente en la muerte y resurrección de Jesucristo para salvarnos y darnos cuenta que ese camino se actualiza en cada momento en la vivencia del Bautismo, que nuestra meta está no en la celebración de un acontecimiento, como recuerdo, sino en recibir la fuerza de la salvación, sabernos y actuar como salvados por Jesús.

La cuaresma es camino de fe, de salvación, que nos muestra que en la vida – 40 días – aparece la tentación del mal, pero que el hijo de Dios – todos los bautizados – tienen las ayudas divinas – gracia del bautismo, acción del Espíritu, la ayuda de los ángeles – no son las únicas ayudas, son sencillamente la expresión de decir que al creyente no le faltan los auxilios divinos para salir vencedor, y que está llamado a ser anunciador de la Buena Nueva, a vivir la conversión, a dejar ver en sus acciones que el Reino de Dios ya está aquí, que estamos viviendo en la plenitud del tiempo porque Cristo con toda su fuerza salvadora está aquí.

Caminemos juntos como Iglesia hacia la Pascua, aquella celebrada en la fiesta de Resurrección y aquella otra que nos conduce a la casa del Padre.