XXVII Domingo del Tiempo Ordinario – octubre 7 de 2018
La familia: bendición de Dios contra la “terquedad del hombre”
Temas: La dignidad del
otro; la importancia de la familia en el plan de Salvación. La familia humana y
espiritual, dones de Dios.
Gn 2, 18-24. Pasaje conocido
como la “creación de la mujer”. Su estructura comprensiva: v. 18 La voluntad de
Dios de darle una ayuda adecuada al hombre. vv. 19 -20 Los “animales, seres
vivos” no son esa ayuda; vv 21-24 La
mujer es la ayuda adecuada.
El relato, con su sabiduría,
plasma la creación de la mujer insistiendo en su igual dignidad en relación con
el hombre, “esta sí que es carne de mi carne, hueso de mis huesos”. Ella
en toda su dimensión es la ayuda adecuada, y lo es por ser de la misma
naturaleza y dignidad, no se trata de una comprensión utilitarista, más bien de
dignidad de iguales. Esta ayuda adecuada se manifiesta en diversos niveles pero
encuentra su expresión más perfecta en la relación esponsal, relación amorosa
entre el hombre y la mujer que en su unión forman una nueva unidad que
garantiza la continuidad de la vida, de la familia gracias a sus roles fundamentales:
“padre – madre”.
Sal 128 (127) El Salmo
celebra la felicidad doméstica. Es una gran bendición contar con una familia,
en ella se expresan las bendiciones de Dios para el hombre que le teme. Esposa,
casa, hijos, bienes, mesa, prosperidad, paz… etc. son solo algunas palabras que
intentan condensar la profundidad de esta bendición eterna de Dios en la
relación armoniosa de la familia.
Hb 2, 9-11. El texto hay que leerlo en comunicación con
las otras lecturas. Dos partes: v.9 habla sobre la realidad de Jesús que
mediante la muerte comunica una gracia nueva
a los creyentes; vv. 10-11, esa gracia conforma la nueva familia, una
familia espiritual. Hijos destinados a la gloria, y en tal condición que Jesús
no se avergüenza de llamarlos “hermanos”.
Mc 10, 2-16. Una visión de la
estructura básica ayuda a comprender lo que sucede: vv. 3-4 El pensamiento de los fariseos acerca de la
familia, y especialmente sobre el
divorcio. Vv.5-9 La respuesta organizada y profunda de Jesús. Vv. 10-12 Los discípulos piden mayores explicaciones al
respecto. Vv. 13-16 Los niños,
miembros importantes de las “familias”.
vv. 3-4 Los fariseos plantean una
pregunta solo para poner a prueba a Jesús, pues ellos que se basan
fundamentalmente en la Ley, tienen claro que Moisés permitió dar “acta de
repudio”. Aunque conocen con claridad quieren ver si Jesús se contradice con la
Ley, “ponerlo a prueba”.
vv. 5-9. La respuesta de Jesús,
que tiene varios elementos. Primero les clarifica la causa por la cual Moisés
permitió el “acta de repudio”, y la razón es solo una “terquedad” del pueblo,
la “cerrazón de mente”, no quisieron escuchar otras razones. En un
segundo momento, Jesús retoma su respuesta justificándola en el querer de Dios
manifestado desde el inicio para lo cual cita el orden de relación entre hombre
y mujer en el plan de la creación. En la respuesta Jesús retoma las ideas de Gn
1,27 y 2,24.
vv. 10-12. Jesús es interrogado
sobre el mismo tema en la intimidad de la “casa”, es decir al calor de las
relaciones familiares. Jesús en su respuesta subraya la importancia de la misma
dignidad e igualdad entre hombre y mujer en sus deberes y compromisos
esponsales, por ello falte el uno o la otra se configura la misma falta.
vv. 13-16. En una familia no
pueden faltar los niños; ellos posibilitan la continuación del género humano,
ellos tienen su lugar en la familia humana y su rol en la familia espiritual.
El niño es un valor que hay que saber acoger, respetar y bendecir.
La
familia: bendición de Dios contra la “terquedad del hombre”
La realidad de la familia: padre –
madre – hijos, que forman la comunidad de hermanos que se plenifica en unas
relaciones de amor, respeto, igualdad de dignidad aun manteniendo las
diferencias propias hace que se encuentren caminos de paz y prosperidad, al
mismo tiempo que permiten la integración de los valores divinos haciendo reconocer
en la familia la bendición divina que Dios, en su plan, dispuso a la
perfección. Qué sería del mundo y de la humanidad, si no existiera la relación
hombre – mujer, ayuda adecuada del uno para el otro, que posibilita el donde de
la vida.
La familia es un valor que tenemos
que cuidar y defender como lo propone Jesús, redescubriendo el lugar originario
en el proyecto de Dios, pues querer
imponer otras ideas es solo “terquedad de algunos”. Los problemas que hoy afrontan
la familia y toda la realidad en torno a los niños no es cuestión de religión,
es cuestión de humanidad, es cuestión de dignidad e igualdad manteniendo las
diferencias propias, pues igualdad no debe ser uniformidad absurda que lleva al
caos, debe ser todo lo contrario, un valor de dignidad que posibilita ser “ayuda
adecuada”: adecuada para prolongar la vida, la felicidad, para encontrar en
unidad el camino de realización humano
y espiritual; camino para construir la
verdadera familia espiritual, hijos de Dios.
Los problemas que corroen la
familia y destruyen la inocencia de los niños, en las formas más animalescas e
inimaginables, son fruto de una humanidad enfermiza que quiere mantener su “terquedad”
y deshumanización, de un ser que ha perdido el respeto, amor y mirada divina
por el otro. Es hora de recuperar el ideal de Dios para poder construir caminos
de paz y prosperidad donde se valore la familia y en ellas a los infantes.
Bendiciones para todos.
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